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Por Victoria Moreno - El sol cae, las luces de la ciudad comienzan a encenderse y poco a poco llegan al Obelisco jóvenes, abuelos y niños. Se puede percibir tranquilidad y calma en el ambiente. Hay un pequeño escenario con parlantes por los que se emiten canciones de rock nacional, muy pocas banderas levantadas y voluntarios repartiendo las boletas y folletos color verde, característico de Proyecto Sur. Son las seis y media de la tarde y la temperatura va bajando a medida que transcurre el tiempo, sin embargo los simpatizantes, que no son muchos, permanecem fieles allí, esperando la llegada de su máximo representante, Pil al partido al cuál adhiere esperando la llegada de su máximo representante, Fernando Pino Solanas.

Cinco jóvenes, vestidos con camisas y pantalones azules, comienzan a maquillarse el rostro con los colores de la bandera argentina y a adornar sus trajes con calcomanías que simbolizan el partido. En medio del apuro, un niñito se acerca a ellos y le dice algo en el oído a una de las chicas. De inmediato, otra de las jóvenes del grupo se acerca al pequeño y le pinta en el rostro unas delicadas líneas con los colores del cielo. Con rapidez, se retira sonriente en busca de su madre que lo está esperando a tan sólo unos metros. No hay sobresaltos, ni incidentes. El corazón de la Ciudad de Buenos Aires se ve colmado de ansiedad, a la espera de los candidatos que cerrarán la campaña, y de palabras de aliento entre unos y otros, con los mejores deseos para este domingo.