En Belgrano, mucho barbijo y poca solidaridad

Por María Wanda Marzullo - Alcohol en gel, barbijos, bufandas y pañuelos... en las mesas electorales la Escuela Normal N° 10, en el barrio porteño de Belgrano, no alcanzan los recursos para protegerse del virus de la gripe A.

* Los padrones electorales -usualmente ubicados afuera del recinto en ese colegio- esta vez fueron instalados adentro “por el frío”, contra todas las normas de prevención que hasta proponían que las colas para votar se formaran al aire libre.

* Una de las presidentas de mesa hasta utiliza guantes, pero no parece haber una actitud uniforme porque en las filas para votar, el solicitado metro de distancia no se respeta y no son muchos los que parecen atenerse a las normas de prevención. “Acá habría que tirar Lisoform, vamos a terminar todos contagiados”, comenta una joven con su amiga en la fila para votar, mientras le confiesa que optó por cubrirse con una coqueta bufanda porque es mucho más "fashion" que un barbijo.

* “Disculpe, señora, no le entiendo…”, responde amablemente un policía cuando la mujer del barbijo lo interroga. “¡Que dónde están los padrones!”, repite la anciana elevando la voz con tono irritado mientras el agente, al fin, le indica con un gesto la cartelera ubicada al fondo. La mujer recorre las listas con el dedo, se ubica y luego se coloca en la fila que le corresponde, mientras comenta en voz alta para todo aquel que esté dispuesto a escucharla: “Qué vergüenza, ¡nadie usa barbijos! Ni siquiera los candidatos, que deberían dar el ejemplo. Así estamos cada vez peor”. La mujer ubicada delante de ella se da vuelta, la mira y le reprocha: “Disculpe, señora, no le entiendo…”...

* Paradójicamente -y a pesar de la importancia que se le dio en los medios a la salud en estas elecciones– la mesa del Incucai del colegio Normal 10 se encuentra vacía, y eso que el acto eleccionario lleva ya varias horas. “¿Qué mesa es ésta?”, preguntan repetidamente aquellos que se acercan dubitativos, sólo por equivocación. “Es la mesa del Incucai. Acá no es para votar, es para donar órganos”, no se cansa de repetir una de las mujeres a cargo. Recién a las 12 llega a la mesa del Incucai la primera donante. La novedad sorperde de tal modo que las voluntarias encargadas de registrar los datos dudan y se equivocan al momento de llenar la planilla. “Es que como en esta elección no se hizo propaganda y se habló nada más que de la gripe. A donar hoy no viene nadie...”, justifican.













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