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Por Esteban Galarza - Son las 7:55 de la mañana de un domingo atípico en la localidad bonaerense de Villa de Mayo. El viento helado trae nubes grises que prometen una jornada sin sol. En las inmediaciones de la Escuela N°12 de Malvinas Argentinas, casi no hay personas. Sólo algunos autos viejos estacionados sobre las veredas y un policía gordo con cara de sueño en la puerta, que se apellida Farías y augura: “Van a faltar muchas personas del padrón por la gripe. Hay mucho temor del contagio”.
A las 8 de la mañana los fiscales de los partidos políticos están todos presentes, pero faltan presidentes y suplentes. Como llamados por el cambio de hora, comienzan a llegar ponchos, sobretodos, tapados, bufandas, y dentro de esos abrigos, personas con frío y ganas de votar para luego seguir con sus cosas. Algunos ya exceden los 60 años, no les importa, así como no le dan mayor importancia a que el termómetro marque una temperatura de 5°C y una térmica de 3°C por el viento. Una es fiscal de mesa y llega con su hija, que prefiere votar antes para evitar el amontonamiento de personas por temor a la gripe.
El policía Farías sale al pórtico a alinear en dos filas a las personas que esperan en hombres y mujeres. Los presentes, unos cinco hombres y dos mujeres, lo obedecen. Anuncia además que aún no arrancó la elección, programada para las 8:00. El reloj marca las 8:34, hora de decretar el primer faltazo de autoridades electorales en Escuela N°12 de Villa de Mayo.