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Por Pablo Lancone – Cuando por los fuertes altoparlantes sonaron los primero acordes de “Tinta roja”, interpretado por Reynaldo Alberti, el cemento del asfalto pareció convertirse en el lustroso piso de madera de alguna milonga porteña.
El jueves por la tarde, con el Obelisco de testigo, de saco largo rojo de paño por el frío del atardecer y unas botas altas al tono, María América González, candidata a legisladora, abandonó su silla en busca de pareja de baile.
La doctora, tercera en la lista, fue la única que se le animó al tango en el cierre de campaña del partido de Pino Solanas.