Los peatones recibieron claveles que repartió el Partido Socialista

Por Antonella Fiacco - Una pareja camina tomada de la mano y sostiene un clavel por medio de un apretón: él tiene una campera de cuero negra que combina con una boina oscura y ella, quien marcha con un bastón, viste un tapado de leopardo.


Estos caminantes forman parte de los ciudadanos que recibieron las flores repartidas durante el “clavelazo” que el Partido Socialista realizó como cierre de campaña el jueves, desde Acoyte y Rivadavia hasta Carabobo.


Los simpatizantes estaban parados alrededor de una mesa adornada con globos rojos y junto a ellos se encontraba Felipa, un Bull Terrier que tenía una remera roja del partido y una correa del mismo color.


La caminata comienza y las flores se mezclan entre los afiliados y los transeúntes.


“El símbolo de un partido con ideas”, grita un militante y le da un clavel a una mujer, quien contesta que el 28 de junio estará “firme junto al PS”. El muchacho replica: “porque usted sí que tiene ideas”.


Una mujer oriental intenta agarrar un clavel, pero la afiliada se lo niega: “Usted ya tiene uno en la mano”, la reta.


“Puede ir a saludar al candidato”, le ofrecen los militantes a los peatones, a lo que algunos acceden y le estrechan la mano a Roy Cortina y a Héctor Polino.


Un anciano golpea el piso con una varilla y pide monedas, mientras exclama: “Todos los políticos son iguales”.


Los participantes del clavelazo se sacan una foto abrazados a cinco promotores de una campaña llamada “las marcas te abrazan”.


En la foto también está incluida Felipa, que fue abrazada por caminantes durante el trayecto.


Eda, de 72 años, recibe sonriente el clavel y cuenta: “Mi familia fue del socialismo toda la vida, incluso en las cenas mi papá nos hablaba de política y decía que (el ex presidente Juan Domingo) Perón había sacado cosas del Partido Socialista”.


De todas maneras, cree que “por más que uno vote al que vote, es difícil que hagan algo”. Y explica: “Lo que pasa es que en todas las elecciones se vota para castigar al anterior y esta no será la excepción”.


“Yo tengo mi libretita casi llena, me falta un sellito nada más y puedo afirmar que desde los 18 años jamás voté convencida, siempre votaba al contrincante porque todos me decepcionaban”, confiesa.


Sin embargo, se jacta de haber conocido a Alfredo Palacios, el primer diputado electo del Partido Socialista.


Aprieta el clavel y desaparece entre la caravana de flores, mientras afirma: “Ay, ese sí que era un señor, esa sí que era gente”.





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